lunes, 16 de julio de 2012

“Parque El Calvario" por Marielena Aizaga


       Un hecho muy curioso me sucedió este fin de semana, ya que decidí conocer un lugar que debería ser conocido por cualquier caraqueño. Lo más importante de todo esto, es que por el hecho de saber cuál es el lugar en donde se localizaba -en este caso el oeste de la ciudad- llegué a pensar que sería un espacio terrible, con muchos defectos, decadencia y poca seguridad, pero grande fue mi sorpresa al encontrar todo lo contrario.

       Después de tener esta oportunidad podría decir que El Parque el Calvario, localizado en el centro de la ciudad de Caracas, podría ser comparado con cualquier otro parque localizado en el este de la ciudad. Sin embargo, este hecho no siempre suele ser percibido por las mente de muchas otras personas -como me sucedía a mí antes de conocerlo- y eso me hace pensar sobre si la percepción de belleza estará sujeta al estado o posición socio-económico en la que las personas se encuentren, si este es el caso, ¿qué ocasiona que pensemos de esa manera?

        Es comúnmente conocido que el caraqueño se deja influenciar fácilmente y, por ende, tiende a juzgar las cosas por apariencias, por comentarios de personas o impartidos por los distintos medios de comunicación, sin tener la iniciativa de formar su propia opinión. Esto también tiende  a ocurrir con lugares generalmente segmentados o divididos, como ocurre entre el este y oeste de Caracas, que son zonas polemizadas y restrictivas, donde se le atribuye la pertenencia del mismo solamente a un sector tanto social como político, solo por el hecho de estar localizado en cierta área de una misma ciudad.  

        Esta segmentación imposibilita la unificación de la misma ciudad en donde convivimos todos y hace que nuestra visión a lo cual no estamos acostumbrados este cegada por un prejuicio infundado (en algunos de los casos sin basarse en los hechos). Con la creencia que nos han dado ciertos sectores o medios de radio y televisión al pensar que si visitas o frecuentas una zona en específico de alguno de los dos extremos de la ciudad, quiere decir que militas o apoyas a algún sector político en particular, o simplemente por localizarte en una zona, esta va dictaminar el nivel económico y de educación de la persona.

      Cuando nos encontramos con lugares como éste, que han sido recuperados para el bienestar y el disfrute de todos los sectores del área de Caracas, tal vez con la finalidad de recuperar esas costumbres perdidas o que ya no compartimos, propias de la época de nuestros abuelos, y te hace pensar que todo esto se realizó en un lugar que ni imaginaríamos encontrar en medio de Caracas y mucho menos de ese lado de la ciudad. ¿Cuántos otros lugares habrá como él?


        El parque el Calvario desde su punto más alto  nos ofrece una vista y perspectiva única de la ciudad, donde podemos apreciar la mezcla y presencia de clases conglomeradas en un mismo sector sin ningún tipo de separación más que las diferentes edificaciones,  lo cual podría ser apreciado como signo de progresiva  modernidad.

       Al mismo tiempo, el parque presenta cambios y adaptaciones que confluyen en un mismo lugar y con la misma finalidad (el disfrute de sus visitantes). Estos cambios fueron realizados para satisfacer las necesidades de la población que lo frecuenta, que en su mayoría  son personas que visitaron el parque durante su juventud. 

       También podemos encontrar la confluencia de elementos, en donde la belleza de lo antiguo se asocia a la perfección con la modernidad. Todo esto es visible en  las caminerías, fuentes, estatuas, esculturas, banquillos, la capilla, etc. pertenecientes al siglo XIX con su característico “rococó”  o toque afrancesado, en donde podemos apreciar que tan influenciado estaba el Caraqueño por el exterior. A todas estas características se les suma la creación de edificaciones internas, como fuentes de soda, salas de lectura,  recursos electrónicos y casetas de vigilancia creadas con la finalidad de aprovechar todas las oportunidades de modernizar el parque sin necesidad de desmejorar lo anterior.   
Siendo anteriormente tan solo un paseo, ahora se convirtió en un espacio público  en donde se pueden desarrollar actividades  recreativas distintas.
                  
        En él pueden realizar desde tranquilas y cómodas caminatas, escuchar y/o bailar música en vivo y hasta disfrutar de un  momento de tranquila lectura, en la “sala de lectura Paula Correa”.

        Lo que nos demuestra que no por estar en el oeste haya que menospreciarlo. Y también que todo lugar debe ir adaptándose a la modernidad.

(Por problemas con el blog no se pudieron subir las imágenes del siguiente ensayo)



                                              

                             










                               

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