El
proceso de relación del habitante con la ciudad conlleva a que el mismo se
ubique en espacios con el cual se sienta identificado, claro está que en ellos
se destacan requerimientos económicos, sociales, religiosos, políticos y
culturales, entre otros, donde necesita establecer lazos de comunicación, es
decir, no puede permanecer aislado dentro del contexto social.
“Como es bien sabido, el ser humano a lo largo de su vida se
caracteriza por ser un ente eminentemente social, que amerita comunicarse y
convivir en sociedad. La ciudad contiene dentro de sí todo un mundo, con toda
su gente, edificaciones, avenidas, calles, semáforos y movimiento propio, que
permite o no transitar por la misma.
Ella es epicentro de pluriculturalidad, magia, arte, educación, religión,
ideología y economía; es fuente de sentimientos, amor, odio, deseo, anhelos, miedo,
violencia, entre otros tantos que configuran el sentir de la y el citadino.”
De lo anterior se puede señalar que existe
una analogía entre lo humano y lo material signado por unas series de
particularidades propias de la vida cotidiana que se desarrollan en las
ciudades específicamente en Caracas, la cual no escapa a un acelerado
crecimiento, sufriendo transformaciones significativas, provocando la
desaparición de elementos históricos de gran relevancia desde el punto de vista
histórico-cultural.
A pesar de las transformaciones producidas
en la ciudad aún existen símbolos que representan ese tiempo histórico
transcurrido, un ejemplo pueden ser la ceiba de San Francisco o la llamada
capilla de Santa Teresa, ubicadas ambas en el casco central aunque junto a ello
existen otros inmuebles de gran valor.
En la búsqueda de esos valores, obtuve evidencias
fotográficas, donde se muestra una relación entre el espacio y un tiempo
transcurrido, es revivir un pasado, que a pesar de los cambios ocurridos, aún
existe en la ciudad; era la Caracas de antaño que hoy anhelamos con nostalgia, pero que
lamentablemente ya no volverá. Eran quizás espacios muy apacibles con una
infraestructura horizontal de amplios ventanales, de patios con árboles,
algunos muy frondosos, se puede decir, que vivían las personas en armonía y en
función de ello realizaban sus actividades que generalmente eran agrícolas y/o comerciales.
Dicha armonía quizás podía verse distorsionada por un hecho fortuito, un
terremoto o una procesión de un santo, aunque sin embargo se mantenía una
estrecha relación humana especialmente con el vecino.
“Caracas......... quien con el devenir del
tiempo ha dado un vuelco. Dentro de las páginas de su historia se puede
apreciar que ha tolerado pesadumbre y combatido en batallas, llorado hijos e
hijas, soportado terremotos y forjado libertad; en resumidas cuentas, ha
nacido, crecido, procreado, sobrevivido y cambiado al igual que sus
ciudadanos.”
Hoy día nos encontramos con una Caracas
muy dinámica y que contrasta mucho con ese anhelado pasado histórico, todo un
sin números de calles, avenidas, vehículos, urbanismos, ruido, comercios
formales e informales, en áreas muy reducidas influenciadas por un desmedido
consumismo. Hay áreas donde la horizontalidad urbanista ha desaparecido
predominando lo vertical con viviendas apiñadas una a otras, donde la
relación de comunicación tiende a ser muy
difícil, convirtiéndose el individuo en un extraño dentro de un entorno
que le es común generando en él un proceso de confusión.
“………. sobre el cambio de la urbe y del
caraqueño, los conflictos de valores y estilos entre la transición de lo
tradicional a lo moderno, las
inmigraciones, el capitalismo e individualismo,
el capitalismo y el mercantilismo,
el crecimiento vertiginoso de la urbe, y en general, sobre todo lo que trae
consigo dichas transformaciones, en especial la confusión del ciudadano……”
Evidentemente se modifica la condición de
vida del ciudadano, el cual busca entonces otras alternativas muchas
relacionadas con el consumismo, por ejemplo, sale de su vivienda a lugares comerciales para hacer compras o como
medio de distracción. “El consumo
comienza a ser una característica
primordial del habitante de la urbe, ya a éste no le interesan los bienes
patrios, sino los personales”.
En la Caracas de hoy, de acuerdo con la
imágenes fotográficas nos encontramos que su población es altamente consumista,
en un día de semana no le interesa estar de visita en lugares históricos,
quizás porque ya lo conocen o tienen la convicción de que permanecen, lo
importante es comprar, donde sea, en mercados improvisados (informales) o
aquellos establecidos regularmente (Av. Baralt, Centro Simón Bolívar, Av.
Lecuna, Universidad).
Las personas se desplazan como autómatas,
centrados en sí mismo, y generalmente pendientes de cruzar las calles lo mas rápidamente posible ante la
presencia de un sin número de vehículos
particulares o de transporte, donde el semáforo es el que controla la circulación
junto al funcionario designado para ello, quien también se ocupa de la
seguridad, la cual en algunos sitios escasea y en otros como la avenida
Urdaneta, es permanente, especialmente donde se encuentran muchos organismos
del Estado.
¿Es esta la ciudad que queremos? La ciudad
que queremos o que quiero, es aquella en la cual se pueda convivir en concordia
junto a los demás, donde todos seamos protagonistas de los cambios positivos
que se le pueda dar, un ejemplo, recuperar y utilizar los espacios públicos
como recreación y de relaciones con el vecino, sentir la seguridad y no exponerse
a una serie de situaciones con miedo. Establecer la inclusión de todas las
diferentes clases sociales y romper con la sectorización.
Los espacios públicos como parques y
plazas tienen que estar al servicio de
los ciudadanos, donde se pueda acudir para sentir tranquilidad y esparcimiento, y así olvidarse de los agobios que nos ocurren a
diario. Sin embargo, estos no abundan en los espacios visitados, me di cuenta
cuando trataba de ubicarlos sobreponiéndome al bullicio o a la aglomeración de personas y de tanta
actividad comercial.
Por otra parte, las plazas quedaron imbricadas como consecuencias
de la expansión y crecimiento de la urbe, en zonas muy reducidas, donde
inclusive están cerca a una avenida lo que hace insoportable la permanencia de
las personas, yo deseo que esta situación fuese diferente ¿Por qué?
Los parques y las plazas en la Caracas que
anhelo, tienen que estar al servicio de sus habitantes, lugar donde se haga
deporte, se presenten espectáculos gratuitos y así contribuir con el desarrollo
cultural, reduciendo el consumismo y, a
su vez, creando conciencia sobre lo que tenemos y no dejando que desaparezca, para luego
quejarnos, cuando no exista ninguna solución al respecto.
También
quiero acotar que para realizar ciertas actividades en lugares cercanos a donde se vive, podemos
hacerlo dejando el vehículo y la moto, y
usar la bicicleta como medio de transporte, tal como se hace en algunas urbes
del mundo, con ello contaminaríamos menos el ambiente y contribuiríamos con el descongestionamiento
del tráfico. Podríamos caminar sin estar pendiente de otras cosas, que nos atropellen o nos llenen de humo.
Para los niños y los ancianos y nosotros mismos como jóvenes, seria excelente
una Caracas con todas estas características.
Finalmente,
quiero decir que la construcción de edificios de mucha altura, debe ser
controlada estableciendo ordenanzas, así mismo dejar espacios que nos permitan
el disfrute, la convivencia y la cultura.
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