“Caracas es una ciudad como todas, con autopistas,
avenidas, aceras, edificios y plazas. En un tiempo Caracas fue ejemplo
de modernidad, era la primera en tener las mejores calles, las mejores
avenidas, las mejores plazas, la mejor economía. Todo había sido tan pronto, en
tan sólo 50 años Caracas se había convertido en un pedacito de
paraíso; con el mejor sistema de transporte subterráneo, Caracas brindaba
oportunidades para todos.
Con el pasar de los años, la gente creyó que todo
estaría bien, como si Caracas fuera eterna, la fueron olvidando. Caracas quedó
escondida en el recuerdo de aquellos que vivieron sus años mozos. Hoy
solo queda ese recuerdo, la Caracas que hoy vivimos está enferma y herida de
olvido. Caracas está habitada por personas que han dejado de quererla, de
vivirla, de adorarla…”
(Amaya, 2012)
Definitivamente esta es una visión algo pesimista de
lo que es Caracas, pero no por esto falsa. Este texto fue escrito por Andrea
Amaya una estudiante de urbanismo de la Universidad Simón Bolívar y una amiga
personal. Tomé este texto de ella porque muestra una visión de una Caracas
decaída, una Caracas que fue modelo pero que ya no lo es, y aunque yo no lo
considere totalmente cierto es una realidad que Caracas ya no es la misma de
hace unos años o por lo menos ya no se asemeja a esos recuerdos de Caracas que
nos transmiten nuestros padres y abuelos.
Cada quien vive una Caracas distinta, para algunos
Caracas es solo las zonas de “este lado del río” (entiéndase Prados del Este,
Hatillo, Los Naranjos, Santa Fe, Las Mercedes y como mucho Bello Monte), otros
viven una Caracas “de puras colas” y son aquellos que solo viven Caracas en
carro (de su casa al trabajo y los fines de semanas a su restaurante o centro
comercial favorito), otros viven una Caracas más de calle, son aquellos que
recorren Caracas a pie o se trasladan en transporte público. Cada persona en
esta ciudad tiene su visión de la ciudad que habita y a pesar que las visiones
puedan ser muy distintas entre sí, ninguna es más real que otra.
Algo que sí tenemos en común todas las personas que
habitan esta ciudad (o por lo menos la gran mayoría) es que no notamos muchas
de las cosas que nos rodean. Podemos caminar todos los días por la misma calle
y no notar los cambios en ella, como por ejemplo un nuevo grafiti o una grieta
en la acera o incluso un nuevo local. Después de haberme dado cuenta de esto
decidí que debía fijarme más a mí alrededor y tratar de conocer y comprender
mejor la ciudad. Así que recorrí distintas calles de Caracas, específicamente
del centro (lugar que no suelo visitar con frecuencia más que para ir a uno que
otro ministerio para realizar largos y tediosos papeleos). Las veces que he
visitado el centro normalmente no suelo fijarme en mayor detalle, sólo recorro
sus calles sumergido en mis pensamientos, pero esta vez visité un par de veces
sus calles en “plan de turista”. Pase por varias calles, fijándome en el nombre
de las esquinas, viendo cómo los distintos transeúntes iban deprisa a hacer sus
diligencias o camino al trabajo, cómo hacían contraste los imponentes edificios
(la mayoría de ministerios) y los edificios más históricos y emblemáticos,
detallé (de lejitos porque no me permitían acercarme) el Palacio de Miraflores,
pasé por Plaza Caracas, caminé también por el Capitolio y me acerqué a la plaza
Bolívar.
La verdad que muchas cosas me sorprendieron, las
distintas personas que caminaban por ahí, la belleza de algunos edificios
(aunque varios estaban un poco abandonados), alguno que otro vendedor
ambulante, los distintos nombres de las esquinas, y el estado de las calles.
Pero definitivamente hubo algo en especifico que me
impacto más que las otras cosas y fue la gran presencia militar en cada calle,
cada ministerio, cada plaza e incluso llegué a encontrar una carpa militar (que
al parecer llevaba tiempo instalada) en una plaza detrás del Banco Central de
Venezuela. Al observar tal fenómeno no pude evitar preguntarme 2 cosas, una de
ellas era ¿por qué la presencia de tantos militares? Y la segunda de ellas era ¿Cómo
las personas podían transitar al lado de estos militares sin siquiera notar su
presencia? (o al menos eso parecía).
Mi primera pregunta no fue difícil de responder, era
claro (aunque no lo haya pensado en ese momento) su presencia era por un tema
de seguridad, su presencia en cada calle daba una sensación de seguridad que es
difícil encontrar con frecuencia en Caracas. La presencia de un militar es
mucho más imponente que la de un policía (y eso sin tomar en cuenta los largos
fusiles que llevan los militares).
Pero ahora mi segundo cuestionamiento no era tan
fácil de resolver, al principio quise pensar que al igual que los distintos
detalles de la ciudad que no notamos, tampoco notaban la presencia de esos
militares, pero se me dificulta pensar que una persona no pueda notar las
distintas masas verdes con largos fusiles en las manos. Luego pensé quizás esas
personas sí noten la presencia de los militares pero simplemente los eviten,
pero rápidamente descarté esta teoría porque no hay un nivel de represión
militar para que esto ocurra, además esos militares pueden ser los hijos y
sobrinos de cualquiera que transite por esas calles.
Quizás esas sean solo ideas mías, quizás simplemente
la población se acostumbró a su presencia, quizás nuestra historia nos haya
hecho así, quizás sería mejor tener policías en vez de militares y no lo
sabemos, pero lo importante es darnos cuenta de estas cosas, reflexionar sobre
nuestra ciudad, darnos cuenta de la importancia de la ciudad, la ciudad completa
y no solo las zonas que frecuentamos.
Darnos cuenta que nuestra ciudad sigue siendo la
misma de hace unos años, quizás algo cambiada, quizás cada vez más grande,
quizás sí, algo descuidada, pero si está descuidada es porque nosotros la hemos
descuidado, es porque no hemos prestado atención a los detalles, es porque no
hemos querido nuestra ciudad, es porque pasamos por las calles de la ciudad
pero no la vivimos. Caracas sigue siendo Caracas y nuestras realidades de ella
cambiarán según nosotros mismos cambiemos.
Para mí, comprender la ciudad implica comprendernos a
nosotros mismos, la ciudad es como es gracias a nosotros y si queremos un
cambio en ella tenemos que comprender porque somos como somos, en que fallamos
y que tenemos que arreglar para así poder arreglar la ciudad. Porque a fin de
cuentas “Caracas es una ciudad como cualquier otra” pero es nuestra ciudad.
(Por problemas en el blog no se pudieron montar las imágenes del siguiente ensayo).
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