"Una sociedad capitalista
requiere una cultura basada en imágenes. Necesita suministrar muchísimo
entretenimiento con el objeto de estimular la compra y anestesiar los dolores
asociados a la clase, la raza y el sexo."
Susan Sontag (E.E.U.U., 1933-2004)
Nuestra
querida y heterogénea ciudad de Caracas posee diversos espacios para la
diversión, el consumismo, la vida alegre y feliz, la vida agitada,
convulsionada, para la vida de los sobrevivientes.
Por un lado observamos hermosas
urbanizaciones con quintas muy bien construidas y equipadas, cuyos habitantes
disponen de todos los servicios. También tenemos las zonas llamadas de la clase
media, quienes “a medias” reciben los servicios y “a medias” van por la vida.
Las personas que ahí habitan se enfrentan día a día a fuertes jornadas de
trabajo o estudio dentro de un mundo muy competitivo. Luego está la clase baja
que es aquella parte de la población definida por su pobreza y carencias de lo
esencial para vivir, que lamentablemente en la actualidad representa la mayor
parte de la población venezolana.
En Caracas hay un problema grave de
división entre la población, lo cual tiene que ver con la preocupación de muchos por aferrarse
a sus burbujas
seguras y evitar adentrarse
en una zona donde sus vidas peligran más de lo que normalmente lo hacen, por la delincuencia que
desagradablemente caracteriza a nuestra ciudad. Dichas zonas tienden a ser los hogares de residencia
de la clase baja y media baja.
El Bulevar de Catia es un buen
ejemplo de esto, mucha gente simplemente no visita este lugar por temor a poner
en riesgo sus vidas, y a quienes ahí viven se les nota la
preocupación en sus rostros cada vez que observan un indicio de
lo que podría llegar a convertirse en una situación peligrosa, la diferencia
entre las personas que temen adentrarse en este lugar y los que ahí habitan es
que los que viven en Catia se han adaptado a la situación y tienden a ser más
unidos entre ellos y a desarrollar una especie de sexto sentido para detectar
situaciones de riesgo y sobrellevar los problemas tan graves que se presentan
en su día a día, mientras que el resto se aísla.
A pesar de ser
el Bulevar de Catia un lugar con un alto índice de inseguridad se ve presente
el alcance de la globalización y el consumo exagerado. Para la mayoría de sus
habitantes con escasos recursos no existe el descanso, incluso los domingos se
ven las calles repletas de vendedores, buhoneros en su mayoría, que se las arreglan
como pueden para sobrellevar su pésima situación económica, vendiendo cualquier
cosa para sobrevivir. Podemos encontrar desde ropa, calzado,
juguetes de todo tipo y comida, hasta inventos extraños en los que es puesta en
peligro la vida de animales, con el fin de tener algo que les produzca ingresos, como es el ejemplo
de estos pollitos pintados de colores que generan mucha
controversia, por el daño que esto le podría ocasionar a estos animales; pero claro, muchos
piensan ¿qué es la vida de unos pollitos
para quien intenta mantener a una familia?
También está presente la flanería descrita por Julio Ramos en su texto “Desencuentros de la modernidad en América Latina”, como se aprecia en el comportamiento del ciudadano contemporáneo que pasea y vaga por la ciudad en busca de abastecer sus necesidades de consumo. A pesar de sus escasos recursos económicos, esta gente sale de sus casas para distraer sus mentes y olvidar los pesares consumiendo. Así vemos como a lo largo del Bulevar se encuentran varios restaurantes donde todas aquellas personas que tienen una vida tan difícil gastan su dinero en comidas costosas considerando que la mayor parte de la población que la consume posee poco capital monetario, son lugares donde la comida no es criolla , lo que denota que quienes lo visitan no se sienten identificados con su entorno y buscan una mayor sensación de seguridad alejándose de sus tristes realidades y del caos exterior que los espera fuera.
La delincuencia
también está también relacionada con el consumo ya que este genera posesión de recursos y
propiedades, el que nada tiene de algún modo debe obtener lo que necesita y la
vía más directa y para muchos más fácil es quitándoselo a la fuerza a otro que
ya lo tiene.
El Bulevar de Catia, es pues sin duda, muestra fehaciente
de la problemática caraqueña y sus habitantes se aferran a sobrevivir en ella
sin mucha ayuda externa, lo cual debería cambiar. Muchos caraqueños ven a los ranchos como
parte del paisaje y no notan la realidad oculta detrás de esas casas mal
construidas en las que habitan familias enteras con una calidad de vida pésima. Si comenzamos a preocuparnos
por mejorar no sólo nuestro sector más cercano, sino toda Caracas, nos
organizamos, pensamos en que todos somos víctimas de la delincuencia que viene
principalmente de zonas de clases bajas, trabajamos junto con los habitantes
del Bulevar que son los que deben tener mayor participación en estos
cambios, luchamos por solventar las
diversas problemáticas que en estas se generan, tales como la falta de
educación, empleo, higiene, vialidad, entre otras, podríamos progresar y tener
una mejor calidad de vida.
(Por problemas en el Blog no se pudieron subir la imágenes del siguiente ensayo)
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