lunes, 16 de julio de 2012

El consumo como vía de escape por Anna Antonini De Almeida


"Una sociedad capitalista requiere una cultura basada en imágenes. Necesita suministrar muchísimo entretenimiento con el objeto de estimular la compra y anestesiar los dolores asociados a la clase, la raza y el sexo."
Susan Sontag (E.E.U.U., 1933-2004)
        
           Nuestra querida y heterogénea ciudad de Caracas posee diversos espacios para la diversión, el consumismo, la vida alegre y feliz, la vida agitada, convulsionada, para la vida de los sobrevivientes.

            Por un lado observamos hermosas urbanizaciones con quintas muy bien construidas y equipadas, cuyos habitantes disponen de todos los servicios. También tenemos las zonas llamadas de la clase media, quienes “a medias” reciben los servicios y “a medias” van por la vida. Las personas que ahí habitan se enfrentan día a día a fuertes jornadas de trabajo o estudio dentro de un mundo muy competitivo. Luego está la clase baja que es aquella parte de la población definida por su pobreza y carencias de lo esencial para vivir, que lamentablemente en la actualidad representa la mayor parte de la población venezolana.

            En Caracas hay un problema grave de división entre la población, lo cual tiene que ver con la preocupación de muchos por aferrarse a sus burbujas seguras y evitar adentrarse en una zona donde sus vidas peligran más de lo que normalmente lo hacen, por la delincuencia que desagradablemente caracteriza a nuestra ciudad. Dichas zonas tienden a ser los hogares de residencia de la clase baja y media baja.

            El Bulevar de Catia es un buen ejemplo de esto, mucha gente simplemente no visita este lugar por temor a poner en riesgo sus vidas, y a quienes ahí viven se les nota la

preocupación en sus rostros cada vez que observan un indicio de lo que podría llegar a convertirse en una situación peligrosa, la diferencia entre las personas que temen adentrarse en este lugar y los que ahí habitan es que los que viven en Catia se han adaptado a la situación y tienden a ser más unidos entre ellos y a desarrollar una especie de sexto sentido para detectar situaciones de riesgo y sobrellevar los problemas tan graves que se presentan en su día a día, mientras que el resto se aísla.

            A pesar de ser el Bulevar de Catia un lugar con un alto índice de inseguridad se ve presente el alcance de la globalización y el consumo exagerado. Para la mayoría de sus habitantes con escasos recursos no existe el descanso, incluso los domingos se ven las calles repletas de vendedores, buhoneros en su mayoría, que se las arreglan como pueden para sobrellevar su pésima situación económica, vendiendo cualquier cosa para sobrevivir. Podemos encontrar desde ropa, calzado, juguetes de todo tipo y comida, hasta inventos extraños en los que es puesta en peligro la vida de animales, con el fin de tener algo que les produzca ingresos, como es el ejemplo de estos pollitos pintados de colores que generan mucha controversia, por el daño que esto le podría ocasionar a estos animales; pero claro, muchos piensan  ¿qué es la vida de unos pollitos para quien intenta mantener a una familia?
 
               También está presente la flanería descrita por Julio Ramos en su texto “Desencuentros de la modernidad en América Latina”, como se aprecia en el comportamiento del ciudadano contemporáneo que pasea y vaga por la ciudad en busca de abastecer sus necesidades de consumo. A pesar de sus escasos recursos económicos, esta gente sale de sus casas para distraer sus mentes y olvidar los pesares consumiendo.  Así vemos como a lo largo del Bulevar se encuentran varios restaurantes donde todas aquellas personas que tienen una vida tan difícil gastan su dinero en comidas costosas considerando que la mayor parte de la población que la consume posee poco capital monetario, son lugares donde la comida no es criolla , lo que denota que quienes lo visitan no se sienten identificados con su entorno y buscan una mayor sensación de seguridad alejándose de sus tristes realidades y del caos exterior que los espera fuera. 
                La delincuencia también está también relacionada con el consumo ya que este genera posesión de recursos y propiedades, el que nada tiene de algún modo debe obtener lo que necesita y la vía más directa y para muchos más fácil es quitándoselo a la fuerza a otro que ya lo tiene.

               El Bulevar de Catia, es pues sin duda, muestra fehaciente de la problemática caraqueña y sus habitantes se aferran a sobrevivir en ella sin mucha ayuda externa, lo cual debería cambiar. Muchos caraqueños ven a los ranchos como parte del paisaje y no notan la realidad oculta detrás de esas casas mal construidas en las que habitan familias enteras con una calidad de vida pésima. Si comenzamos a preocuparnos por mejorar no sólo nuestro sector más cercano, sino toda Caracas, nos organizamos, pensamos en que todos somos víctimas de la delincuencia que viene principalmente de zonas de clases bajas, trabajamos junto con los habitantes del Bulevar que son los que deben tener mayor participación en estos cambios,  luchamos por solventar las diversas problemáticas que en estas se generan, tales como la falta de educación, empleo, higiene, vialidad, entre otras, podríamos progresar y tener una mejor calidad de vida.

(Por problemas en el Blog no se pudieron subir la imágenes del siguiente ensayo) 

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