domingo, 15 de julio de 2012

Realidad o Ilusión por José David Suárez


Bulevar Pérez Bonalde, un lugar donde con el simple hecho de mencionarlo a algunas personas, les causa cierto miedo. Al principio del trimestre se me encomendó ir a dicho bulevar, apenas escuchar el nombre “Catia” no ocultaré el pánico que sentí al saber que tenía que ir a dicho bulevar, debido a que he evidenciado la inseguridad que sufre el país recientemente, y saber que tal vez me volvería a ocurrir de nuevo.

            Lo primero que pude observar, y algo que se puede apreciar en todo el bulevar, es un parque para niños, un lugar donde varios grupos de familias pueden traer a sus hijos para que ellos se diviertan y que los padres tengan un punto de encuentro con otras familias para poder conversar. Luego veo un muro pintado con la figura del Salto Ángel, algo con lo que representa una de los paisajes más importantes de Venezuela.

 

           Al seguir caminando pude ver que el bulevar no era como yo me lo esperaba, no sentí tanta inseguridad, no vi los escombros de una civilización, sino la calidad en el que ha progresado en lo urbano, aunque todo se veía como un lugar agradable no puede evitar la sensación de sentirse inseguro en cualquier lugar de Venezuela, incluso todavía en Catia. Una de las cosas que me sentí indignado es que al cruzar la calle no había semáforos, por lo tanto ningún automóvil daba paso a los peatones, por lo tanto había una anarquía por parte de los conductores debido a la falta de semáforos, y debido a esto los peatones tenían que esperar a que un automóvil diera el paso, o simplemente, esperar que no hubiesen automóviles para seguir transitando.

            También pude vislumbrar los comercios que había en el bulevar, son de necesidad para el ciudadano, debido a que en esos comercios venden: ropa, zapatos, comida, farmacia, entretenimiento, etc. Una de las estructuras del bulevar que me llamó la atención fue El Mercado de Catia, inaugurado el 15 de diciembre de 1951, la arquitectura es distinta a las de las demás, mantiene una estructura de la época.

 

            Algo que pude observar, es que en cualquier zona del bulevar se pueden encontrar bancos en gran cantidad donde te puedes sentar sin ningún inconveniente, poder quedarse sentado por un largo tiempo conversando a descansando.


             Lamentablemente no pude apreciar la Plaza Sucre que queda en el bulevar debido a que estaba en construcción, una remodelación que pude observar en la mayoría del bulevar, que a través de los años ha ido progresando, llegando a la modernidad. El Bulevar Pérez Bonalde como en cualquier zona de Caracas, era y todavía es un proyecto de modernización, en el momento de su inauguración empezó dicho proyecto, pero a medida que pasaban los años se ha ido deteriorando lo urbano. Ahora en estos momentos se está reconstruyendo la zona para que ésta vuelva a ser como antes, una zona urbana con caracteres de modernización.

            Al final de mi trayectoria en el bulevar visualizo la estación de metro Plaza Sucre, me pongo a pensar que todo lo que me han dicho sobre Catia, no es la realidad en el que como me lo han descrito, como un lugar donde el ciudadano no tiene valores, y cumple un anarquismo exagerado, donde la delincuencia es un factor que influye en estas descripciones. Simplemente una ilusión para algunos que tienen miedo a ser asaltados, secuestrados o incluso perder la vida.
            Al final de todo, las personas tienen un encuentro más cercano con la tecnología que con lo urbano, y gracias a eso puede ser que no sean ciudadanos, prefieren estar en un centro comercial gastando, que pasar un tiempo por los alrededores de Caracas, como bulevares, plazas, parques incluso hasta El Ávila. Es lamentable saber que esto ocurre, pero si mejoramos como ciudadanos, participemos para reconstruir Caracas a una mejor Caracas, con cultura y entretenimiento, que siempre a donde vayamos veamos lo que a todo caraqueño se siente orgullo de ser caraqueño, El Ávila.

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