domingo, 15 de julio de 2012

Los Tiempos en la Ciudad de Caracas por Henry Barrios

Caracas, capital y principal ciudad de Venezuela, centro financiero y cultural del país, el cual alberga cerca de seis millones de habitantes;  lugar que desde mediados del siglo pasado, con el llamado “éxodo campesino” se vio inundada, al igual que otras ciudades del país, por inmigrantes campesinos en busca de mejoras económicas. A partir de lo ocurrido, Caracas comienza un proceso de evolución y desarrollo, obteniendo alguna vez el título de principal y más moderna metrópolis Latinoamericana.

La ciudad de Caracas ha sido fuertemente intervenida por la modernidad. Grandes construcciones arquitectónicas, así como la clara desfragmentación socioterritorial, son solo algunas de las características que podemos observar a lo largo de sus calles, plazas, bulevares y avenidas, las cuales representan las caras tanto positivas como negativas de dicho proceso modernizador. Asimismo, Caracas es una ciudad caracterizada por la agitada vida de sus habitantes y de aquellos quiénes transitan diariamente por ella, un sinnúmero de sensaciones y estilos, personas de distintas razas y creencias, caminares apresurados, embotellamientos, alarmas y cornetas de vehículos, abarrotan y se cohesionan en calles y avenidas de tan agitada metrópolis.

Surgen entonces las ideas de los distintos tiempos que se viven en la ciudad, de modo tal que cada individuo se desenvuelve de diferente manera según el contexto o ambiente donde éste se desarrolle, es decir, el tiempo corresponde a la interdependencia existente entre el individuo, la sociedad y la naturaleza, tal como plantea Norbert Elias en su libro “Sobre el tiempo” (1957), el cual expresa que “A menudo parece que el individuo se enfrentase al mundo como ser aislado, y se comportase en consecuencia. Asimismo la sociedad y la naturaleza se presentan como mundos independientes. Estudiar el tiempo puede tal vez contribuir a corregir esta imagen errónea de un mundo con comportamientos estancos.” (p. 25) 

A partir de lo anteriormente descrito, podemos indagar acerca de qué percepción de tiempos podemos encontrar en una ciudad como Caracas, por lo tanto debemos tener en cuenta la diversidad de ambientes y espacios que se encuentren en la misma. Así pues, podemos realizar una breve descripción de la geografía caraqueña y sus espacios, de este modo, Caracas es muchas veces descrita como una “jungla de cemento” o en su defecto de concreto armado. Grandes y amplias autopistas interconectan los distintos municipios que conforman su área metropolitana, alta densidad de edificios con características arquitectónicas de los años sesenta y setenta llenan sus espacios,  y algunos otros más vanguardistas hacia la zona del este:  parques, plazas y caminerías que muchas veces poco se perciben ante la amplitud del espacio urbano, aún así, Caracas posee ciertos privilegios, ya que se encuentra situada en medio de un valle relativamente alto y posee el regalo de la naturaleza denominado “Parque Nacional Guaraira Repano”.

Ahora bien, conociendo el ambiente general de la ciudad de Caracas y tomando en cuenta el concepto propio de la percepción del tiempo, podemos indagar libremente en la forma mediante la cual éste es llevado por los individuos caraqueños. Es fácil inferir que se lleva un tiempo acelerado, perfectamente correspondiente a dinámica de la ciudad; lo que resulta realmente interesante es la existencia de espacios públicos en pleno centro urbano, dónde dicha percepción de tiempo no posee validez, de modo tal que se lleva un tiempo totalmente distinto al anterior.

En este orden de ideas, hacemos referencia a la denominada zona de “Bellas Artes”, la cual se encuentra anexa al centro geográfico de la ciudad. A los alrededores de Bellas Artes, nos encontramos con el ya descrito dinamismo de la ciudad de Caracas: tráfico, gran cantidad de personas apresuradas en su caminar, esperando por el transporte público, realizando algunas compras, teniendo siempre presente ése espectro que como venezolanos llevamos con nosotros, mirando sobre nuestros hombros, atentos y prejuiciosos ante cualquier sujeto o situación que se avecine. Al adentrarnos en Bellas Artes, podemos observar la forma en cómo este dinamismo cambia, de modo que se tiene la sensación de estar en medio de un “oasis” en el centro de la ciudad. Resulta interesante la percepción de un cambio de tiempo, dónde ahora las personas transitan tranquilamente por las aceras, paseando y mirando las ventas callejeras de artesanías. Los hippies sentados tejiendo y haciendo sus manualidades destinadas al comercio, transeúntes con caminares pacíficos y observadores.

La zona de Bellas Artes hace alusión a su nombre, en ella  podemos encontrar  varios museos y teatros, lo que representa la zona cultural de la ciudad, de igual forma, se encuentra el parque Los Caobos, lugar tranquilo y de esparcimiento con gran cantidad de árboles y esculturas, manteniendo el tono con dicha esencia cultural de la zona; en el parque, personas de avanzada edad conversando o ejercitando, y niños corriendo y jugando a lo largo del parque, lugar que parece estar apartado de aquella apresurada ciudad.

Resulta entonces importante retomar y señalar la forma en que dicha zona, inmersa en el centro de la ciudad, posee un ritmo y vive un tiempo diferente al de algunas calles atrás y el resto de la misma, lo que corresponde a la forma de interrelación entre el individuo, la sociedad y el ambiente presente. De esta manera, la cohesión entre los museos, teatros, plazas, amplias aceras y el parque resulta un ambiente propicio para el desarrollo de actividades culturales y de esparcimiento, transmitiendo una esencia “bohemia” a la zona, que contagia a los transeúntes y los lleva a adentrarse en el tiempo propio del lugar.

Entonces, dentro de una ciudad pueden coexistir distintos tiempos, los cuales se verán sujetos a los cambios entre la interacción de los individuos, los espacios y la sociedad misma. En la ciudad de Caracas ocurre exactamente  lo mismo, dónde a pesar del dinamismo propio de la ciudad, el cual la ha caracterizado por un tiempo constantemente acelerado, en ella existen lugares donde este es llevado de manera distinta. Lugares que transmiten serenidad al individuo, de esta forma, la correlación individuo-espacio será la proveedora de dicho nuevo tiempo, calmado o desacelerado en contraste con el anterior.  Podemos afirmar que el espacio juega un papel fundamental en la percepción del tiempo, lo que tendrá un efecto directo sobre la persona y su comportamiento.

Resulta importante resaltar la forma en que los ciudadanos transitan entre distintos tiempos a medida que recorren la ciudad, donde, de igual manera, el espacio forma un aspecto fundamental en el asunto. Así pues, mientras un dividuo transite por un lugar ajetreado (gran cantidad de vehículos, personas, ruido, entre otros), el tiempo percibido será acelerado; ocurriendo lo contrario en un ambiente totalmente diferente. Todo esto ocurre constantemente en Caracas, ya que si retomamos lo anteriormente descrito, podemos observar como a medida que se transita unas cuadras atrás de la zona de Bellas Artes, se percibe un tiempo acelerado, cosa que al llegar a dicha zona, cambia completamente.

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