domingo, 15 de julio de 2012

Caracas: realidad y anhelo. Loredana Guevara.


    El proceso de relación del habitante con la ciudad conlleva a que el mismo se ubique en espacios con el cual se sienta identificado, claro está que en ellos se destacan requerimientos económicos, sociales, religiosos, políticos y culturales, entre otros, donde necesita establecer lazos de comunicación, es decir, no puede permanecer aislado dentro del contexto social.

    “Como es bien sabido, el ser humano a lo largo de su vida se caracteriza por ser un ente eminentemente social, que amerita comunicarse y convivir en sociedad. La  ciudad  contiene dentro de sí todo un mundo, con toda su gente, edificaciones, avenidas, calles, semáforos y movimiento propio, que permite o no transitar  por la misma. Ella es epicentro de pluriculturalidad, magia, arte, educación, religión, ideología y economía; es fuente de sentimientos, amor, odio, deseo, anhelos, miedo, violencia, entre otros tantos que configuran el sentir de la y el citadino.”

    De lo anterior se puede señalar que existe una analogía entre lo humano y lo material signado por unas series de particularidades propias de la vida cotidiana que se desarrollan en las ciudades específicamente en Caracas, la cual no escapa a un acelerado crecimiento, sufriendo transformaciones significativas, provocando la desaparición de elementos históricos de gran relevancia desde el punto de vista histórico-cultural.

    A pesar de las transformaciones producidas en la ciudad aún existen símbolos que representan ese tiempo histórico transcurrido, un ejemplo pueden ser la ceiba de San Francisco o la llamada capilla de Santa Teresa, ubicadas ambas en el casco central aunque junto a ello existen otros inmuebles de gran valor.

     En la búsqueda de esos valores, obtuve evidencias fotográficas, donde se muestra una relación entre el espacio y un tiempo transcurrido, es revivir un pasado, que a pesar de los cambios ocurridos, aún existe en la ciudad; era la Caracas de antaño que hoy  anhelamos con nostalgia, pero que lamentablemente ya no volverá. Eran quizás espacios muy apacibles con una infraestructura horizontal de amplios ventanales, de patios con árboles, algunos muy frondosos, se puede decir, que vivían las personas en armonía y en función de ello realizaban sus actividades que generalmente eran agrícolas y/o comerciales. Dicha armonía quizás podía verse distorsionada por un hecho fortuito, un terremoto o una procesión de un santo, aunque sin embargo se mantenía una estrecha relación humana especialmente con el vecino.

     “Caracas......... quien con el devenir del tiempo ha dado un vuelco. Dentro de las páginas de su historia se puede apreciar que ha tolerado pesadumbre y combatido en batallas, llorado hijos e hijas, soportado terremotos y forjado libertad; en resumidas cuentas, ha nacido, crecido, procreado, sobrevivido y cambiado al igual que sus ciudadanos.”             
  
     Hoy día nos encontramos con una Caracas muy dinámica y que contrasta mucho con ese anhelado pasado histórico, todo un sin números de calles, avenidas, vehículos, urbanismos, ruido, comercios formales e informales, en áreas muy reducidas influenciadas por un desmedido consumismo. Hay áreas donde la horizontalidad urbanista ha desaparecido predominando lo vertical con viviendas apiñadas una a otras, donde la relación  de comunicación tiende a ser muy difícil, convirtiéndose  el  individuo en un extraño dentro de  un entorno  que le es común generando en él un proceso de confusión.

      “………. sobre el cambio de la urbe y del caraqueño, los conflictos de valores y estilos entre la transición de lo tradicional  a lo moderno, las inmigraciones, el capitalismo e individualismo,  el  capitalismo y el mercantilismo, el crecimiento vertiginoso de la urbe, y en general, sobre todo lo que trae consigo dichas transformaciones, en especial la confusión del ciudadano……”

     Evidentemente se modifica la condición de vida del ciudadano, el cual busca entonces otras alternativas muchas relacionadas con el consumismo, por ejemplo, sale de su vivienda a  lugares comerciales para hacer compras o como medio de distracción. “El consumo comienza a ser  una característica primordial del habitante de la urbe, ya a éste no le interesan los bienes patrios, sino los personales”.

     En la Caracas de hoy, de acuerdo con la imágenes fotográficas nos encontramos que su población es altamente consumista, en un día de semana no le interesa estar de visita en lugares históricos, quizás porque ya lo conocen o tienen la convicción de que permanecen, lo importante es comprar, donde sea, en mercados improvisados (informales) o aquellos establecidos regularmente (Av. Baralt, Centro Simón Bolívar, Av. Lecuna, Universidad).
      Las personas se desplazan como autómatas, centrados en sí mismo, y generalmente pendientes de cruzar  las calles lo mas rápidamente posible ante la presencia de un sin número  de vehículos particulares o de transporte, donde el semáforo es el que controla la circulación junto al funcionario designado para ello, quien también se ocupa de la seguridad, la cual en algunos sitios escasea y en otros como la avenida Urdaneta, es permanente, especialmente donde se encuentran muchos organismos del Estado.

     ¿Es esta la ciudad que queremos? La ciudad que queremos o que quiero, es aquella en la cual se pueda convivir en concordia junto a los demás, donde todos seamos protagonistas de los cambios positivos que se le pueda dar, un ejemplo, recuperar y utilizar los espacios públicos como recreación y de relaciones con el vecino, sentir la seguridad y no exponerse a una serie de situaciones con miedo. Establecer la inclusión de todas las diferentes clases sociales y romper con la sectorización.

     Los espacios públicos como parques y plazas  tienen que estar al servicio de los ciudadanos, donde se pueda acudir para sentir  tranquilidad y esparcimiento, y así  olvidarse de los agobios que nos ocurren a diario. Sin embargo, estos no abundan en los espacios visitados, me di cuenta cuando trataba de ubicarlos sobreponiéndome al bullicio o  a la aglomeración de personas y de tanta actividad comercial.

      Por otra parte, las  plazas quedaron imbricadas como consecuencias de la expansión y crecimiento de la urbe, en zonas muy reducidas, donde inclusive están cerca a una avenida lo que hace insoportable la permanencia de las personas, yo deseo que esta situación fuese diferente ¿Por qué?

     Los parques y las plazas en la Caracas que anhelo, tienen que estar al servicio de sus habitantes, lugar donde se haga deporte, se presenten espectáculos gratuitos y así contribuir con el desarrollo cultural, reduciendo   el consumismo y, a su vez, creando conciencia sobre lo que tenemos  y no dejando que desaparezca, para luego quejarnos, cuando no exista ninguna solución al respecto. 

     También quiero acotar que para realizar ciertas actividades  en lugares cercanos a donde se vive, podemos hacerlo dejando  el vehículo y la moto, y usar la bicicleta como medio de transporte, tal como se hace en algunas urbes del mundo, con ello contaminaríamos menos el ambiente y contribuiríamos con el descongestionamiento del tráfico. Podríamos caminar sin estar pendiente de otras cosas,   que nos atropellen o nos llenen de humo. Para los niños y los ancianos y nosotros mismos como jóvenes, seria excelente una Caracas con todas estas características.

     Finalmente, quiero decir que la construcción de edificios de mucha altura, debe ser controlada estableciendo ordenanzas, así mismo dejar espacios que nos permitan el disfrute,  la convivencia  y la cultura.

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