lunes, 16 de julio de 2012

Caracas una ciudad como todas por Victor Gabriel Vanorio


“Caracas es una ciudad como todas, con autopistas, avenidas, aceras, edificios y plazas. En un tiempo Caracas fue ejemplo de modernidad, era la primera en tener las mejores calles, las mejores avenidas, las mejores plazas, la mejor economía. Todo había sido tan pronto, en tan sólo 50 años Caracas se había convertido en un pedacito de paraíso; con el mejor sistema de transporte subterráneo, Caracas brindaba oportunidades para todos. 

Con el pasar de los años, la gente creyó que todo estaría bien, como si Caracas fuera eterna, la fueron olvidando. Caracas quedó escondida en el recuerdo de aquellos que vivieron sus años mozos. Hoy solo queda ese recuerdo, la Caracas que hoy vivimos está enferma y herida de olvido. Caracas está habitada por personas que han dejado de quererla, de vivirla, de adorarla…”                      (Amaya, 2012)

Definitivamente esta es una visión algo pesimista de lo que es Caracas, pero no por esto falsa. Este texto fue escrito por Andrea Amaya una estudiante de urbanismo de la Universidad Simón Bolívar y una amiga personal. Tomé este texto de ella porque muestra una visión de una Caracas decaída, una Caracas que fue modelo pero que ya no lo es, y aunque yo no lo considere totalmente cierto es una realidad que Caracas ya no es la misma de hace unos años o por lo menos ya no se asemeja a esos recuerdos de Caracas que nos transmiten nuestros padres y abuelos.

Cada quien vive una Caracas distinta, para algunos Caracas es solo las zonas de “este lado del río” (entiéndase Prados del Este, Hatillo, Los Naranjos, Santa Fe, Las Mercedes y como mucho Bello Monte), otros viven una Caracas “de puras colas” y son aquellos que solo viven Caracas en carro (de su casa al trabajo y los fines de semanas a su restaurante o centro comercial favorito), otros viven una Caracas más de calle, son aquellos que recorren Caracas a pie o se trasladan en transporte público. Cada persona en esta ciudad tiene su visión de la ciudad que habita y a pesar que las visiones puedan ser muy distintas entre sí, ninguna es más real que otra.

Algo que sí tenemos en común todas las personas que habitan esta ciudad (o por lo menos la gran mayoría) es que no notamos muchas de las cosas que nos rodean. Podemos caminar todos los días por la misma calle y no notar los cambios en ella, como por ejemplo un nuevo grafiti o una grieta en la acera o incluso un nuevo local. Después de haberme dado cuenta de esto decidí que debía fijarme más a mí alrededor y tratar de conocer y comprender mejor la ciudad. Así que recorrí distintas calles de Caracas, específicamente del centro (lugar que no suelo visitar con frecuencia más que para ir a uno que otro ministerio para realizar largos y tediosos papeleos). Las veces que he visitado el centro normalmente no suelo fijarme en mayor detalle, sólo recorro sus calles sumergido en mis pensamientos, pero esta vez visité un par de veces sus calles en “plan de turista”. Pase por varias calles, fijándome en el nombre de las esquinas, viendo cómo los distintos transeúntes iban deprisa a hacer sus diligencias o camino al trabajo, cómo hacían contraste los imponentes edificios (la mayoría de ministerios) y los edificios más históricos y emblemáticos, detallé (de lejitos porque no me permitían acercarme) el Palacio de Miraflores, pasé por Plaza Caracas, caminé también por el Capitolio y me acerqué a la plaza Bolívar.

La verdad que muchas cosas me sorprendieron, las distintas personas que caminaban por ahí, la belleza de algunos edificios (aunque varios estaban un poco abandonados), alguno que otro vendedor ambulante, los distintos nombres de las esquinas, y el estado de las calles.

Pero definitivamente hubo algo en especifico que me impacto más que las otras cosas y fue la gran presencia militar en cada calle, cada ministerio, cada plaza e incluso llegué a encontrar una carpa militar (que al parecer llevaba tiempo instalada) en una plaza detrás del Banco Central de Venezuela. Al observar tal fenómeno no pude evitar preguntarme 2 cosas, una de ellas era ¿por qué la presencia de tantos militares? Y la segunda de ellas era ¿Cómo las personas podían transitar al lado de estos militares sin siquiera notar su presencia? (o al menos eso parecía).

Mi primera pregunta no fue difícil de responder, era claro (aunque no lo haya pensado en ese momento) su presencia era por un tema de seguridad, su presencia en cada calle daba una sensación de seguridad que es difícil encontrar con frecuencia en Caracas. La presencia de un militar es mucho más imponente que la de un policía (y eso sin tomar en cuenta los largos fusiles que llevan los militares).

Pero ahora mi segundo cuestionamiento no era tan fácil de resolver, al principio quise pensar que al igual que los distintos detalles de la ciudad que no notamos, tampoco notaban la presencia de esos militares, pero se me dificulta pensar que una persona no pueda notar las distintas masas verdes con largos fusiles en las manos. Luego pensé quizás esas personas sí noten la presencia de los militares pero simplemente los eviten, pero rápidamente descarté esta teoría porque no hay un nivel de represión militar para que esto ocurra, además esos militares pueden ser los hijos y sobrinos de cualquiera que transite por esas calles.

Quizás esas sean solo ideas mías, quizás simplemente la población se acostumbró a su presencia, quizás nuestra historia nos haya hecho así, quizás sería mejor tener policías en vez de militares y no lo sabemos, pero lo importante es darnos cuenta de estas cosas, reflexionar sobre nuestra ciudad, darnos cuenta de la importancia de la ciudad, la ciudad completa y no solo las zonas que frecuentamos.

Darnos cuenta que nuestra ciudad sigue siendo la misma de hace unos años, quizás algo cambiada, quizás cada vez más grande, quizás sí, algo descuidada, pero si está descuidada es porque nosotros la hemos descuidado, es porque no hemos prestado atención a los detalles, es porque no hemos querido nuestra ciudad, es porque pasamos por las calles de la ciudad pero no la vivimos. Caracas sigue siendo Caracas y nuestras realidades de ella cambiarán según nosotros mismos cambiemos.

Para mí, comprender la ciudad implica comprendernos a nosotros mismos, la ciudad es como es gracias a nosotros y si queremos un cambio en ella tenemos que comprender porque somos como somos, en que fallamos y que tenemos que arreglar para así poder arreglar la ciudad. Porque a fin de cuentas “Caracas es una ciudad como cualquier otra” pero es nuestra ciudad.

(Por problemas en el blog no se pudieron montar las imágenes del siguiente ensayo).

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