Otra de las características fundamentales
de una ciudad moderna es el tiempo con el que se percibe. Si bien no es el
mismo tiempo para todos los habitantes, hay algo en común, y es la
vertiginosidad con que se vive la ciudad, todo está cronometrado, todo tiene
que ser hecho rápido, aquel que no está en un constante apuro, simplemente, no
es de aquí. Esta vertiginosidad es una de las características fundamentales de
la modernidad, donde todo sucede tan rápido que cuando apenas se está empezando
a acostumbrarse, súbitamente ya todo cambio de nuevo para una realidad muy
distinta, cada vez, todo va quedando obsoleto mas y mas rápidamente. Hasta que
quizás, y muy probablemente, lleguemos a un momento en
que, comprando un
teléfono celular (o algún artefacto similar), cuando ya estemos pagando por él,
sale al mercado uno más nuevo y mejorado que ese modelo obsoleto que íbamos a
comprar. Todo sucede tan rápido que a veces es imposible darse cuenta de lo que
sucede.
Existe también esa sensación única de que
se está en una ciudad, quizás es la cantidad de gente, o la especie de “caos
organizado” que hay, pero lo cierto, es que se puede percibir esa sensación de
que se está en una metrópolis. A pesar de ser valenciano, de haberme criado
allá, siento un cierto cariño hacia la ciudad de Caracas. Habiendo tenido la
oportunidad de ser estudiante de intercambio en Pennsylvania, EE.UU, tuve la
oportunidad de visitar la ciudad de Nueva York varias veces. La primera vez fue
una excelente experiencia, nunca antes había tenido esa sensación de estar en
una gran ciudad, en una metrópolis. Los rascacielos, los mares de gente o de
automóviles, cada vez que iba era una experiencia única. Luego, al haberme
mudado a Caracas a estudiar, acompañando a mi tío en unas diligencias, fuimos
hacia La California y paseamos y dimos vueltas por varias partes de la ciudad.
Una vez más pude tener esa sensación de que estaba en una metrópolis, ya no era
esa pequeña ciudad donde vivía, esto era Caracas, una verdadera ciudad. A pesar
de ya tener algo de tiempo viviendo aquí, de haber sufrido los terribles
embotellamientos que se pueden crear, escuchar todas las historias de
inseguridad que vive la gente, etc. Me sigue encantando vivir aquí, su clima,
sus paisajes, la sensación de estar en una ciudad. Pienso que lo mejor aún está
por verse, creo que cuando la situación en el país mejore Caracas tendrá aún
mucho más para ofrecer.
En conclusión, se puede notar que no todos
observamos la ciudad de la misma manera, como dije anteriormente, es muy
compleja la forma de percibirla, algunos habitantes tienen más prisa, otros van
con más calma, una calma relativa, ya que si comparamos el ritmo de vida
“calmado” de algún caraqueño con cualquier ritmo de vida de un pueblo del
interior podemos observar que, incluso los más calmados, parecen neuróticos
apurados al lado de otros habitantes de algún pueblo. Si bien hay muchos
elementos que difieren entre cada ciudadano hay uno que se mantiene en común
para todos ellos, este es el conjunto de elementos que sirven para crear el
imaginario local de cada persona, cada caraqueño por mas rápido o lento que
viva su vida se identifica con el Ávila, o la zona de la ciudad donde habita,
con las calles, los graffitis, con el
aparente caos que reina, que para cualquier persona ajena parece un completo
desastre, pero que para los ciudadanos es simplemente el día a día, la
organización en la desorganización.
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