domingo, 15 de julio de 2012

Los Teques es una realidad por Daniel Mejias

Antes del descubrimiento de América, Venezuela no existía en el mapa ni en el conocimiento de la época, era una tierra sin límites, que solo pertenecía a las plantas, a los animales y a una civilización silenciosa  y autóctona que existía para ese momento. Con la llegada de los colonos españoles esto cambió. Se delimitó esta tierra llamada Venezuela y se comenzaron a construir pequeños conjuntos de hogares  envueltos en la transculturización característica de una colonia. Por ello estos nuevos poblados se caracterizaron por poseer como en la España de la época, en su centro una Plaza Mayor, rodeada por una iglesia, el Cabildo del pueblo y las casas del poblado las cuales recibían mayor o menor  importancia dependiendo de la cercanía a dicha plaza. Ese fue el inicio de la formación de las ciudades en nuestro país. 



Al pasar el tiempo, estas colonias fueron creciendo, forjando su independencia, cambiando su  estructura, su gente, alimentándose de migraciones, de modernismo, de avance tecnológico, de necesidades de cambio. Y  así se transformaron aquellas originarias colonias y se comenzó a usar un nuevo concepto al que denominaríamos ciudad. Una ciudad que va teniendo un crecimiento progresivo e indetenible, que irá cambiando de acuerdo a la voluntad de la gente que la conforma y la influencia del desarrollo que va teniendo del mundo exterior. Las grandes ciudades, las Megalópolis no dejan de crecer y cambiar, y las pequeñas a su vez  buscan convertirse e igualar estas características de crecimiento y modernización.

Los Teques, ciudad natal de mi familia, no ha escapado de dicho cambio y  es un vivo ejemplo  de lo que representa la búsqueda de la grandeza de una ciudad. Años atrás, la ciudad de  Los Teques, capital del estado Miranda,  era  una población pequeña, con una  temperatura muy  fría por estar situada en  una zona montañosa,  a unos 1400 metros sobre el nivel del mar. Conectada a la ciudad Capital, a través de las vías conocidas como la Carretera Vieja y la Panamericana. Se ubica a tan solo a unos 25 kms de la ciudad de Caracas.

Los habitantes en su mayoría  son familias nacidas allí o llegadas de otras ciudades atraídas por su clima fresco. Por su pequeñez y sencillez, las familias se conocieron entre sí, compartiendo esa tradición de pueblo colonial, con plazas (Plaza Bolívar, Plaza Guaicaipuro, Plaza Miranda),  iglesias (La catedral y La iglesia El Carmen), lugares históricos (Casa Arturo Michelena), sitios recreativos (Parque los Coquitos) y la ingenuidad  que caracteriza a  un pueblo tranquilo, genuino, conservador de sus tradiciones y de poca exigencia en su  vida cotidiana. 

Con el pasar del tiempo, y aún sin darnos cuenta, esa imagen de pueblo fue cambiando. Los Teques por su cercanía a la capital y como esparcimiento de lo que se llamó satélite de Caracas, empezó a crecer en forma desmedida  y se fue transformando en forma no adecuada. Comenzó con la aparición brusca y no planificada de nuevos centros habitacionales. La construcción de esos conjuntos residenciales tanto en su casco central como en sus alrededores, desencadenaron nuevos inconvenientes en el desenvolvimiento diario de la ciudad, por lo tanto de un pueblo pequeño escondido en la montaña y caracterizada por su clima ideal, pasó a ser otra ciudad, con alta densidad poblacional, abarrotada de problemas, y llena de nostalgia. De esta forma aparecieron los centros comerciales con sus conocidos comercios trasnacionales, congestionamiento de vehículos, metro; en otras palabras, Los Teques se encaminó en la búsqueda de convertirse en una gran ciudad moderna comparable con alguna de las otras grandes capitales de nuestro país. Es de hacer notar que esa evolución rápida, moderna pero no planificada,  condicionó también un costo social, por cuanto desencadenó un aumentó la inseguridad, desapareció la tranquilidad de pueblo, su clima frío, su neblina, sus valores tradicionales,  su identidad y por lo tanto se modificaron grandemente su cultura y sus rasgos originarios.

Por lo antes expuesto, Los Teques comenzó a ser ante la mirada de muchos, inhabitable, con aumento de la delincuencia, un gran deterioro de la ciudad y  a ser una  víctima más del grafiti. La gente en busca de una nueva salida del caos que se estaba formando en la ciudad, comienza a residenciarse en las afueras de esta (Los nuevos Teques, Los Salías, El Paso, San Pedro), extendiendo la problemáticas a su vez hacia otras comunidades.

Como ya mencionamos, Los Teques ha perdido mucho de sus valores históricos, culturas y rasgos que los identificaban. Lugares como la casa Arturo Michelena, Parque los Coquitos y el Ateneo de Los Teques, son zonas que se han ido deteriorando y han tenido poca atención; la gente ya no reconoce su importancia histórica y cultural.  Lugares como el cine Guaicaipuro y el Teatro Lamas, que fueron sitios de recreación de mis padres, no fueron resguardados adecuadamente en el tiempo y  han sido transgredidos y utilizados para otros fines, desapareciendo de esta forma, todas las salas de cine de la ciudad y con ello este esparcimiento tan necesario y de tanta tradición.



Como  vemos, la ciudad de Los Teques poco a poco se ha ido  “modernizando”, atendiendo el llamado de una nueva realidad, dejando atrás en el recuerdo de sus primeros y olvidados viejos semáforos, ubicados  en la llamada cuatro esquinas,  al frente de la vieja catedral, ahora transformada en una nueva edificación acompañada por los modernos  semáforos con nueva tecnología, conocidos como semáforos inteligentes. También recientemente, parte de la gobernación, ubicada frente a la Plaza Bolívar, fue reconstruida por daños recibidos, pero la nueva arquitectura aplicada deformó los valores tradicionales que rodeaban esta área. Una zona resguardada por su estilo colonial recibió nuevas modificaciones en un estilo moderno.


También la creación del metro de Los Teques se convirtió en el pacto de unión entre Caracas y Los Teques. Desde su inauguración la ciudad de Los Teques comenzó a ser parte real de la Gran Caracas. Fue el inicio de la deformación de Los Teques, de su “caraqueñización”  y por supuesto, de la   adquisición de sus problemas.

Comenzó un crecimiento excesivo de la población, a lo que conllevó una organización rápida y desordenada de la ciudad. Los Teques se convirtió en una ciudad dormitorio de Caracas. La ciudad comenzó a perder lo local, siendo  influenciando por el carácter nacional y trasnacional, buscándose parecer cada vez más a Caracas. El comercio tanto informal como formal está bastante acentuado y no sólo en los centros comerciales. La mayoría de las calles se encontrarán repletas de negocios, vallas publicitarias y el comercio informal (buhonería), logran seducir al tequeño para consumir en forma innecesaria. Se comienza la construcción de nuevos espacios comerciales y recreacionales, como el Centro comercial Vasconia, el Súper Líder, Los Nuevos Teques, entre otros, para atraer la atención de sus ciudadanos.

Pero, las ciudades adyacentes a Los Teques como Carrizal y San Antonio comienzan a ver más atractivas para el tequeño, que su propia ciudad. Se presentan la construcción de espacios comerciales a las afueras de la ciudad, tratando de huir de la nueva e intransitable ciudad. Centros Comerciales como la Cascada en Carrizal y la Casona en San Antonio, se han convertido en los centros principales de distracción de nuestra ciudad.

            
El tequeño, ciudadano que se caracterizaba por ser persona bastante familiar, social e identificada por su cultura, cambió totalmente. Asumió una vida llena de estrés gracias al tráfico y a conservar pocos valores de su ciudad. Aunque algunas de las tradiciones de Los Teques todavía se mantiene, como son los señores que juegan ajedrez en el boulevard Lamas o los que se paran frente a la plaza Bolívar a conversar sobre las carreras de caballo.

Los Teques está pasando por una etapa de modernización, donde veremos una pérdida de todos los valores, pero ya comienza a formar una nueva reorganización. La recuperación y la formación de nuevos espacios recreacionales para la gente. La construcción de nuevos medios de transporte como la nueva extensión del metro de Los Teques, y nuevas vías y distribuidores que permitirán mejorar las incomodidades actuales. Con el rescate de los espacios culturales, como el parque los Coquitos, la avenida Bermúdez, se intentará devolver sus rasgos locales.


No se volverá a recuperar todos los valores perdidos, pero por lo menos lograremos mantener algunos y aprender otros nuevos, ya que esa es la verdadera realidad de una ciudad, evolucionar constantemente y adaptarse a la nueva vida.



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